La Palabra

Abordajes laborales incipientes y destacados a partir de elegir la profesión*

Mis primeros trabajos fueron para la escuela secundaria en donde estaba estudiando -Colegio Nuevo Burzaco-, se realizaban viajes “solidarios” para prestar ayudar a escuelas de frontera. En estos viajes participaba como alumna y llevaba mi cámara, para mí ése fue el lugar ideal para desarrollar un registro fotográfico documental y conectar al mismo tiempo con realidades desconocidas. Ese trabajo lo expuse en formato ampliado en la escuela. A partir de ahí supe que me interesaba fotografiar lo que no se ve a simple vista, encontrar ahí dentro otras verdades, otra escala de valores posibles. Y comencé a valorar el trabajo social, haciendo eco con mis ideales y mis búsquedas. Después de eso trabajé en algunos diarios y revistas, siempre de manera independiente y fui asistente del fotógrafo Carlos Saldi. Más tarde me incorporé al trabajo de producción en el programa de TV de mi viejo, Caloi en su tinta, dedicado a difundir animaciones de autor de todo el mundo, en ese momento en Canal 7, conocí las volteretas de la producción en televisión. Luego fui proyectorista de las funciones al aire libre “Cine en las Plazas” que proponía Caloi en su tinta con una pantalla inflable. Más tarde a partir de viajar por América del Sur y hacer un registro fotográfico de ello, cuando estaba pegando la vuelta me quedé unos meses viviendo en Humahuaca junto con mi pareja Juan Cruz Torres. La tarea y la tierra nos llamaron fuertemente y nos quedamos a vivir en Humahuaca coordinando la actividad socio-cultural que necesitaba gestarse en el Centro Cultural Tantanakuy, cuyo presidente y fundador era mi suegro, Jaime Torres. Desarrollamos una gran cantidad de actividades culturales, educativas y sociales. Ahí nació mi vocación por la docencia y comienzo a gestar el Taller de Cine y Expresión para lo cual desarrollo un método pedagógico personal, inspirado en mi infancia y en aquellos años de puro incentivo artístico y en mis valores de equidad y de federalismo también porque mi sueño era que se produjera contenidos desde ahí también, que se escuchen las voces ausentes, en ese momento conocí a Jorge Prelorán y el cine etnobiográfico que me volaron la cabeza porque me hacía sentido todo lo que él pregonaba en sus películas y su libro. Dos años más tarde vino la creación del “Cine del Tantanakuy” y esto fue otro motor para realizar una cantidad de aventuras más y a veces junto a mis alumnos, algunas de esas experiencias fueron llevar las funciones de cine a pueblitos que nunca habían visto cine en pantalla grande, recibir la visita de Jorge Prelorán en la Sala de Cine que lleva su nombre y ser oficialmente autorizados por él para difundir sus películas por donde quisiéramos, llevar los talleres de cine a muchos otros sitios de la Quebrada de Humahuaca y Puna Jujeña, viajar con un alumno a Nueva York para recibir un premio en Naciones Unidas-Unicef, etcétera. Mientras nos instalábamos en Humahuaca y en este cambio de vida que nos tenía muy ocupados, yo recorría algunos caminos con la cámara conociendo lugares y personas. Siempre volvía a los valles, allí di con un pueblo al que solo se llegaba caminando, un lugar único, lleno de magia y originalidad, donde hice grandes amistades, ellos ya son como parte de mi familia jujeña. Me abrieron sus casas, recorrimos caminos entre montañas juntos y siempre me esperaban para compartir sus ceremonias tradicionales y fui aprendiendo todo este mundo maravilloso desde un cariño inexplicable y desde mi admiración profunda hacia ellos. Hoy en día algo de eso se puede ver en una recopilación que hice en un libro “Mujeres Tierra” editado por el MEC, Museo de Fotografía en los Cerros en Huichaira, frente a Tilcara, Jujuy.

Llegar a otros países

Transmitir “lo nuestro”, revalorizarlo y difundirlo tiene una raíz profunda en mi vida, fue transmitido por mis padres desde muy pequeña como un valor fundamental, un estandarte, como una forma de no perder el rumbo de quiénes somos y que no te coman desde afuera. Mis padres fueron peronistas militantes y nos transmitieron valores muy importantes para la vida que luego reelegí como propios. En el camino de hacer y difundir tuve muy cerquita a mi viejo por supuesto pero también a Jaime, ellos siempre me incentivaban a mostrar lo que hacía. Jaime siempre me invitaba a los lugares que iba, y buscaba la forma de incluirme. Más tarde con el cine también hice lo mismo, a través de la participación en Festivales fui mostrando lo que hago.

La decisión de vivir en otro lugar del país

Vivir en Humahuaca le dio un nuevo sentido a mi vida, a partir de esa decisión pude expresar un montón de valores sociales que eran parte de mi forma de ver la vida. Me fui  comprometiendo cada vez más con el arte y con las personas, y pude encontrar una identidad para expresarme tal vez por hallar nuevos valores con los cuales resonar. Cuando tenía ocho años la familia de mi pareja Juan Cruz Torres que en ese momento tenía doce años, y la mía, decidieron hacer un viaje juntas a Humahuaca. Eran familias muy amigas, y Jaime Torres, padre de Juan, era un artista muy conocido que junto a otros generaban el memorable encuentro “Tantanakuy”. Así es como conocí el Norte, invitados a compartir el encuentro que se hacía en Purmamarca, Humahuaca y Yavi, de la mano de Jaime y su familia. Para mí ese viaje fue un despertar a la realidad, fue conocer ese otro país, ese otro paisaje, en algún punto fue hacerme más fuerte porque comencé a moverme en una realidad totalmente diferente a la mía, ese tipo de experiencia creo que abrió mis alas y me dio una sensación de amplitud y libertad. Recuerdo que era una niña muy tímida y siempre me refugiaba detrás de mi mamá, pero justo coincidió que en Humahuaca después del Tantanakuy comenzó el carnaval y toda la gente bailaba en las calles haciendo música y los diablos alegraban a la gente, y la Humahuaca tranquila de repente era un festival de colores, sonoro y musical ya que se acababa de desenterrar el carnaval. Ese día yo desaparecí, mis padres me buscaron por todos lados, los amigos me buscaban y no me encontraban, me cuentan que me encontraron muy alegre, bailando por las calles con un diablito de carnaval, como si nada extravagante me hubiese ocurrido, por supuesto nadie lo podía creer. La vida después me unió a Juan y a Humahuaca nuevamente porque cuando tenía veinte años Jaime y Elba me vuelven a invitar, esta vez para colaborar con el Tantanakuy Infantil, y entonces organicé una muestra de humoristas gráficos para colgar en la inauguración del Salón Grande de la Casa del Tantanakuy. Fue un viaje bisagra en mi vida porque me reencontraba con ese paisaje y ese sol que me habían cautivado pero yo lo tenía olvidado. Ahora lo miraba a través de la lente de la cámara y todo me decía que debía seguir descubriendo ese mundo que me daba sentido. Bueno, además me reencontré con Juan Cruz en ese viaje e increíblemente una año más tarde nos quedamos a vivir en Humahuaca y hoy tenemos dos hermosas hijas. 

Cómo resulta esa experiencia

Fuimos estableciendo un ritmo de vida distinto y estableciendo algunas prioridades como la de trabajar y poder criar a las niñas al mismo tiempo, vivir en un lugar tranquilo y cerca de la naturaleza. Descubrir que se puede descentralizar el eje productivo y que se puede producir desde lugares lejanos a la Capital Federal.

Qué son los Talleres de cine y expresión

El Taller de Cine y Expresión es un espacio para la creatividad y la expresión a través del cine, la fotografía y otras artes, el objetivo principal es dar mucha libertad a cada alumno o alumna para la creatividad, a veces individual y otras veces grupal. Es un espacio de escucha y de aliento, de mucho acompañamiento y de mucho fortalecimiento y empuje para lograr la fuerza creadora y original en cada uno/una. Las estrategias son diferentes para cada edad, pero siempre hacemos mucho análisis de lo que hemos visto en el cine, y a la hora de producir analizamos mucho lo que se quiere decir y cómo lo vamos a decir. Mi tarea es facilitar las herramientas creativas y técnicas e incentivar la producción de sus obras, haciendo un seguimiento de las necesidades de cada uno y del grupo. 

De qué se trata Pachabarro

Pacha, Barro Somos es una serie de animación en Stop Motion con arcilla cruda. Se me ocurrió hacer una serie que hable de la “Cultura de la tierra” y todo lo que se mueve en torno a la creencia en la Pachamama, la Madre Tierra, como eje y sostén de una cultura. Justamente elegí a la tierra misma en forma de barro para que vaya narrando cada capítulo de la serie y en ellos se pueden vivenciar algunas ceremonias del calendario cultural de Jujuy. De esta manera ser transmisora de nuestra propia identidad al resto del país y del mundo. Encontré que el mensaje de la Tierra es muy profundo e inspirador, genera un sentido de pertenencia y abre conciencias, por eso tuvo muy buena aceptación en el exterior, además de la novedad de la técnica de animación con arcilla. La serie tiene música original realizada por mi compañero Juan Cruz Torres junto a Lucas Gordillo, grabada en su mayoría en CHAKANA RECORD, Tilcara. Tuve el generoso acompañamiento de grandes artistas músicos como Tukuta Gordillo, Mariana Baraj, José Simón, Negrita Cabana y Martín Esquivel, ellos interpretan coplas y voces y tocan la caja, todo está realizado con instrumentos autóctonos, buscando respetar los instrumentos que se usan para cada momento del año, también hay detalles muy bonitos como los de utilizar el udú de barro o cascabeles de barro hechos por Nadalino, artista de la cerámica que vive en Tilcara.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Aldana Loiseau

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