Editorial

30 Años de economía

Aunque por separado, política y economía tienen una relación muy directa entre sí, ya que a ambas disciplinas les cuesta muchísimo funcionar correctamente si no cuenta con el respaldo de la otra.  Otra definición mucho más simple podría ser algo así como "la fuerza del bolsillo". Viene al caso esta mención por los recientes 30 años de democracia cumplidos en la Argentina, y ver qué se ha hecho en economía durante ese lapso, del cual 23 años correspondieron al peronismo y 7 al radicalismo.

Una forma interesante de hacer una evaluación, es trazar un paralelo comparativo con lo sucedido en ese mismo período con las economías de países de la región como Brasil, Colombia, Chile, Bolivia, Venezuela, Perú y Ecuador. De acuerdo con las estadísticas, y según lo expone el economista Emilio Ocampo en un artículo publicado en el diario "Ambito Financiero", surge claramente la división de dos grupos, incluyéndose en uno de ellos a la Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador: y en el otro a  Brasil, Chile, Colombia y Perú.

Se apunta, según datos del FMI, que el PBI del primer grupo en el que está nuestro país en 1983 tenía 203.000 millones de dólares y el segundo encabezado por Brasil sumaba 241.000 millones de esa misma divisa. En estos 30 años las economías  del primer grupo se multiplicaron por 4,8 veces en tanto que las del segundo lo hicieron por 12,7 veces, en tanto que el producto per cápita en el primero aumentó 3,3 veces y en el segundo 7,3.

Se destaca que podría haber quienes sostengan que la deuda externa en el caso argentino limitó la capacidad de crecimiento, aunque las estadísticas establezcan exactamente lo contrario, ya que en 1983 la deuda del "grupo Brasil" era mayor que la del "grupo Argentina", partiendo de términos absolutos en relación con el PBI, y además, durante el transcurso de estas tres décadas la deuda de este último grupo se duplicó -en nuestro país aumentó 150%- la del grupo encabezado por los brasileños se cuadruplicó. Es decir, que los diferentes niveles de crecimiento que hubo en estos países no estuvieron enmarcados por el peso de la deuda.

Se destaca en el análisis que  considerando que las condiciones externas fueron similares para ambos grupos, incluso mejores para Venezuela y Ecuador cuyas economías dependen del petróleo, las distintas performances económicas sólo encuentran explicación en cuestiones propias de cada uno de los países, siendo dos factores decisivos la calidad institucional y la política económica.

Con relación a los seis indicadores de buena gobernabilidad que elabora el Banco Mundial, nuestro país compara favorablemente con los demás siete países sólo en dos rubros: estabilidad política y derechos humanos, civiles y políticos. Mientras que en los índices de efectividad gubernamental, control de la corrupción, estado de derecho  y calidad de las regulaciones, la Argentina se encuentra en el lote de los peores. En tal sentido y de acuerdo a un trabajo de la Fundación Libertad y Progreso, la Argentina es uno de los seis países del continente con peor calidad institucional, y entre los ocho países analizados fue el de mayor volatilidad en la tasa de crecimiento de su PBI en dólares, desde 1983.

Un dato más que elocuente es que hace 30 años la economía argentina era 5 veces más grande que la de Chile, el doble que la de Colombia y 5,4 veces más que la del Perú; ahora, en 2013 la estimaciones del FMI establecen que será 1,7 veces más que la chilena,  1,3 la de Colombia y 2,3 veces la de Perú. Estamos en permanente retroceso, pudiéndose además decir que en menos de un siglo la Argentina pasó de ser la primera economía al sur de los Estados Unidos a l tercer lugar, y que de mantenerse la tendencia pronto pasará al cuarto o quinto lugar.

Cuando se retrocede en el análisis, partiendo de 1910 en que la Argentina llegó a estar entre las diez mayores economías del mundo, ver el retroceso que hubo desde entonces, es realmente una gran deuda que la clase dirigente tiene con la gente. 

Es que en estos 30 años de democracia, según dice el articulista "los dirigentes políticos argentinos han sido los protagonistas de un drama cuyo principal resultado ha sido la decadencia económica del país. Es un drama que se repite década tras década, en el que los actores son casi siempre los mismos y aunque a veces interpretan roles distintos, el resultado es siempre el mismo y la puesta en escena cada vez peor".

Autor: REDACCION

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